En México también se le conoce como el "Error de diciembre", una frase acuñada por el expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari para atribuir la crisis a las presuntas malas decisiones de la administración entrante de Ernesto Zedillo Ponce y no a la política económica de su sexenio.
Después de seis años de gobierno de Carlos Salinas, el 1 de diciembre de 1994 asume Ernesto Zedillo y 20 días más tarde, las reservas internacionales cayeron $ 10 mil millones, y el Banco de México perdió en un día $ 4 millones de sus reservas. Por falta de reservas internacionales, el gobierno mexicano decidió devaluar su moneda, y el peso perdió su valor muy rápido, el dólar que se cotizaba a $3,40 pasó a $8 en una semana. Así, los precios se dispararon, los créditos se interrumpieron y la consecuencia inmediata fue la suba del desempleo.
Como principal socio en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), México pidió ayuda a los EE.UU., que extendió un paquete de emergencia que se inició con la compra de pesos mexicanos para evitar que continuara la devaluación. Para sanear el sistema bancario, también se puso en marcha un ajuste de la economía y a través del Fondo de Estabilización de Divisas se enviaron a México u$s 20 mil millones, a los que se le añadió un número similar proveniente del FMI. El costo del rescate llegó a los u$s 75 mil millones.
Aunque la crisis mexicana no se desparramó en las economías de los países desarrollados, la manada de inversionistas se asustó y huyó de América latina. El “efecto tequila” provocó una fuga de capitales hacia el sudeste asiático, la región receptora que logró generar renovada confianza en los inversionistas.
En 1996 la economía mexicana creció y un año más tarde pagaría los préstamos de EE.UU. Luego de la crisis, un 50% de la población mexicana cayó en la pobreza, flagelo que 10 años más tarde afectaría al 17,4%.
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